martes, 15 de noviembre de 2011

Movimiento Slow

Basado en el libro “El elogio de la lentitud” de Carl Honoré

Este movimiento nació en Europa central hace pocos años y cada vez cuenta con más apoyo e integrantes en todo el mundo, especialmente entre los países desarrollados.
La Sociedad por la Desaceleración del Tiempo, que encabeza el Movimiento Slow, fomenta el ir más despacio cuando tiene sentido hacerlo. Promueven que cada ser vivo, proceso o acontecimiento tiene su propio tiempo (su “tempo giusto”).

La comida :
El apresuramiento en la mesa es mundial y comenzó a producirse en la revolución industrial, pero nunca tuvo tanto auge como actualmente.
Muchas veces comemos solos frente al ordenador o al televisor, leyendo, conduciendo, trabajando… y si es en familia, en muchas casas el integrante principal es la televisión, a la que todos prestan atención, miran, escuchan… sin hacerlo entre sí.
La aceleración comienza desde la granja ya que se utilizan pesticidas, fertilizantes químicos, hormonas del crecimiento, modificación genética, todo para reducir el coste y hacer que el ganado o la cosecha crezcan mucho más rápido en lugar de darle el tiempo natural que necesitan.
Muchas personas son consumidoras de la comida rápida, no solo en la calle, sino también en casa haciendo un pedido o preparando comidas pre-cocidas.
Pero existe un movimiento dentro del Movimiento Slow que se propone persuadir esta rapidez en el campo, la cocina y la mesa, llamado Slow Food y que defiende todo lo contrario: productos frescos y locales, recetas de la abuela, cena compartida en familia y amigos sin televisor… es decir que promueve el placer. Este movimiento tiene como símbolo el caracol.
Es importante que el adulto también se tome el tiempo necesario para su almuerzo en el trabajo.
Las ciudades :
En 1999, Bra y otros tres pueblos italianos firmaron una petición para convertirse en refugios de la gran velocidad del mundo actual. Promueven el placer antes que el beneficio, las personas antes que la oficina central, la lentitud antes que la velocidad. El movimiento se llama Slow Cities y actualmente hay cada vez más pueblos adheridos en Europa. Tiene como objetivos: reducir el ruido y el tráfico, aumentar las zonas verdes, apoyar a quien vende productos artesanales. Lo principal es relajarse, reflexionar, no estar pendiente del tiempo, reducir el estrés y cuidar el medio ambiente.
El cuerpo y la mente :
La mente suele saltar de un pensamiento a otro y está siempre activa. Sin embargo, el cerebro rendirá mucho más si puede desacelerar. Esto mejora la salud, hay calma interior y más concentración para pensar de un modo más creativo. Esta forma de pensamiento no actúa bajo presión, sino que aparece cuando hay tiempo y las ideas se desarrollan a su ritmo. Un maestro zen decía: en lugar de decir “No te quedes ahí, haz algo”, deberíamos decir “No hagas nada, siéntate ahí”.
El trabajo :
El trabajo consume muchas horas de nuestra vida, sin embargo el resto de las cosas que son mucho más importantes en realidad como la familia, los amigos o los paseos están regidos por su horario. Muchas personas trabajan mucho más de lo que quisieran.
Sabemos que somos menos productivos si estamos cansados, estresados, insatisfechos, enfermos. El trabajo es necesario, puede ser un desafío y dignifica… pero que sea lo más importante y ocupe la mayor parte de nuestra vida es una locura. El tiempo que resta para disfrutar de las cosas sencillas diarias y sin apuro es escaso. El Movimiento Slow propone trabajar menos, defendiendo el hecho de que las personas que pueden manejar sus horarios están más relajadas, son más creativas y productivas.
El ocio :
Bertrand Russell, filósofo británico, en su ensayo Elogio de la Pereza (1935) decía que una jornada de 4 horas haría al hombre más amable, la vida sería lenta, dulce y civilizada.
Los trabajos manuales como la jardinería, el tejido, el dibujo o la decoración son la expresión del Movimiento Slow. Sin embargo, la mayoría de la gente enciende el televisor en su tiempo libre y llena su espacio de ocio. La televisión no da tiempo para hacer una pausa o reflexionar, todo se sucede rápido.
De este modo, las cosas que hacen la vida placentera como cocinar, hacer ejercicio, escuchar música, charlar, escucharse, mirarse o compartir tiempo cuentan con menos tiempo.
La música tranquila brinda ese espacio para relajarse y disfrutar. Hay un grupo creciente de músicos que considera que la música clásica se toca demasiado rápido. Pertenecen al Movimiento Tempo Giusto, cuya misión es intentar que las obras toquen más lentamente.
En la iglesia San Buchardi de un pueblo alemán se lleva a cabo un concierto escrito por John Cage en 1992 que comenzó a tocarse en 2001 y finalizará en 2640. El título de este concierto es “As Slow As Possible” y durará 639 años. El órgano que emite las notas tiene unas pesas adheridas al teclado para mantenerlas mucho después que el organista las haya tocado, entonces el sonido reverbera en la iglesia por meses hasta que el próximo organista toca la siguiente nota musical. La motivación es desafiar a la velocidad del mundo actual con algo placentero y muy duradero.
Los chicos y la lentitud :
Los chicos no nacen obsesionados por la velocidad ni el consumismo, sino que somos los adultos los que lo llevamos a eso. La sociedad les dice que ir más rápido es mejor.
El autor del libro describe una situación que le sucedió: viendo un anuncio de un programa de lenguas extranjeras para chicos de la BBC que decía “¡Hablá francés a los 3 años y español a los 7… si esperás será demasiado tarde!”, tuvo un primer impulso de llamar y su segundo impulso fue sentirse culpable por el primero.
A la exigencia escolar se suman las actividades extraescolares, entonces los chicos no tienen tiempo para la lentitud, relajarse, jugar o desarrollar la imaginación... no tienen tiempo para aburrirse, palabra que hoy parece “mala palabra”.
En 2002 se creó el Movimiento Slow Schooling, que promueve que es mejor estudiar a un ritmo lento, tomarse el tiempo para conocer el tema profundamente, aprender a pensar y no a aprobar exámenes… se les brinda a los chicos la posibilidad de enamorarse del aprendizaje.

VIVIR DESPACIO NO IMPLICA QUE TE DETENGAS

Decálogo que Carl Honoré propone :
(Leerlo con tiempo y detenimiento para luego reflexionar sobre ello, de eso se trata)
No dejes que tu agenda te gobierne. Muchas cosas que te planteas ahora son postergables. Prueba y verás.
• Cuando estés con tu pareja y tus hijos o con tus amigos, apaga el móvil y desconecta el teléfono.
• Tómate tiempo para comer y beber. Comer apurado genera males digestivos y si la comida es buena y está bien sazonada, no la apreciarás como se debe. Este es uno de los placeres de la vida, no lo arruines.
• Pasa tiempo a solas contigo mismo, en silencio. Escucha tu voz interior. Medita sobre la vida en general. No tengas miedo al silencio. Al principio te será difícil, luego notarás los beneficios.
• No te aturdas con ruidos o mires televisión como si fueras una medusa petrificada. Escucha música con calma y verás que es bellísima. No te quedes frente al televisor porque sí.
• Escribe un ranking de prioridades. Si lo primero que escribiste es trabajo, algo anda mal, vuelve a redactarlo. El trabajo es importante y debemos hacerlo, pero medita y notarás que no es lo más importante de tu vida.
• No creas eso de que en poco tiempo das amor. Escucha los sueños de la gente que amas, sus miedos, sus alegrías, sus fracasos, sus fantasías y problemas. Es una estupidez pensar que se puede amar una hora por día y basta con eso.
• No creas que tus hijos pueden seguir tu ritmo. Eres tu quien debe desacelerar e ir al ritmo de ellos. Recuerda que la conversación y la compañía silenciosa son los medios de comunicación más antiguos que existen.
• El virus de la prisa es una epidemia mundial. Si lo has contraído, trata de curarte.

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